Ayer en la noche decidí ver la primera jornada del Abierto Mexicano de Tennis que se está disputando en Acapulco Guerrero, ciudad donde viví 10 años y de donde son mis orígenes. El encuentro que vi completo fue entre el catalán Albert Montañés y el mexicano Bruno Echagaray. Durante el encuentro muchos aficionados se la pasaron gritando apoyando al mexicano, pero de la peor manera que puede existir en el tenis. Debemos recordar que durante un punto así como durante la preparación antes del punto, concretamente el saque, no se debe de hacer ningún ruido de distracción. Pero el "público conocedor" acapulqueño estuvo de lo más vil, bajo y rastrero que se puede ser. Se demostró que el Acapulco como ciudad sola no tiene público realmente conocedor lo suficiente para dejar a esos lacras fuera de un torneo de gran categoría. Una vergüenza para nuestro país.
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