Una de alegria y una de susto...

Después de un día pesado en el trabajo y en la escuela disfrute en la noche con alegría el triunfo que nos dio Guillermo Pérez al conseguir la medalla de oro en Taekwondo en la división de los 58 kilogramos. El cuate sudó la medalla, por que solamente en un combate ganó con claridad, pero se la tiene bien merecida; por que como dije antes sudó, luchó y tuvo su recompensa. Debo aclarar antes que esa medalla es solo de él y de nadie más ninguna televisora, ningún corporativo, ninguna asociación debe asumir que apoyo a Guillermo, por que en este país donde los esfuerzos son aislados nos encanta subirnos al carro de la victoria de cualquiera.

Después de la euforia y felicidad por la victoria de Pérez, pasé a la angustia generada por la selección mexicana, la cual parecía que repetiría el "Aztecazo" que los costarricenses pusieron hace ya 8 años, pero ahora serían los catrachos quienes lo harían. Con un fútbol con pocas ideas, una barrera defensiva bien colocada por parte de los hondureños y una delantera que si preocupó, México pudo salir adelante y demostrar que aún con las adversidades puede (y debe) hacer infranqueable su calidad de local.

Así pues fue mi noche deportiva, con una alegría excelente y un buen susto, recordando que todavía le falta mucho a este país para destacar deportivamente, y que mientras tengamos organizaciones que sean un freno en lugar de impulsar, pues estaremos bastante lejos.